Los olivos
Raíces profundas. Sueños que crecen.
Este olivar no es solo un conjunto de árboles: es un refugio de paz, un símbolo de perseverancia, un rincón donde germinó un sueño que hoy es realidad.
Plantados con espacio generoso, a un marco de 7×7 metros, nuestros 3.800 olivos crecen fuertes, respetando el equilibrio natural del suelo volcánico que les sustenta.
Aquí, lejos del cultivo intensivo, preservamos la biodiversidad y fomentamos la vida en todas sus formas.
Trabajamos durante todo el año: formamos cada árbol con podas cuidadosas, aportamos los nutrientes necesarios y evitamos pesticidas, protegiendo así la riqueza del suelo y la fauna que habita el olivar.

Os hemos visto arraigaros a la tierra, abrir vuestras ramas al cielo y ver cómo os formáis. Cada árbol, cada hoja, cada fruto es testigo de nuestra historia juntos.
Trabajamos durante todo el año
Formamos cada árbol con podas cuidadosas, aportamos los nutrientes necesarios y evitamos pesticidas, protegiendo así la riqueza del suelo y la fauna que habita el olivar.
Y entre todos nosotros, es Gemma, el alma de este proyecto, quien con su constancia, su intuición y su amor por la tierra, cuida de cada olivo como quien cuida de un hijo.
Su dedicación diaria es la verdadera savia que da vida a nuestro AOVE.
Los olivares, además de ofrecernos su fruto, juegan un papel crucial en la conservación de la biodiversidad, la prevención de la erosión del suelo y la lucha contra el cambio climático. Árboles milenarios que nos enseñan cada día que la paciencia, la constancia y el respeto son el mejor legado para el futuro.
Picual. Carácter y esencia.
Elegimos la variedad Picual porque es fuerte, intensa, auténtica. Como nuestra tierra. Una aceituna que recoge en su interior lo mejor de este entorno singular: aroma, cuerpo y un sabor que permanece en la memoria.
Su recolección temprana y la extracción en frío nos permiten conservar intacta su personalidad y sus propiedades saludables.
Un olivar que respira vida.
Aquí los olivos no están solos. A su alrededor, el canto de las aves, el paso ágil de pequeños mamíferos, la danza de insectos que conviven en un ecosistema vivo y protegido.
Sabemos que un gran aceite empieza mucho antes de la recolección. Empieza cuidando la tierra. Respetando su biodiversidad. Evitando el uso de pesticidas y dejando que la naturaleza siga su curso.
Sabemos también que los olivares juegan un papel esencial en la conservación del medio ambiente. Previenen la erosión del suelo, ayudan a mitigar el cambio climático y nos enseñan a vivir con menos y a valorar más.
Por eso, trabajamos cada jornada con esmero, con paciencia, con el compromiso de quien sabe que lo importante necesita tiempo.